Torre giratoria


Uno de los más apasionantes proyectos de la arquitectura moderna, con perdón de los arquitectos patrios, pertenece al italiano de nombre anglosajón David Fisher. Le ha dado el nombre de “arquitectura dinámica” porque cada una de las ochenta plantas que componen el rascacielos puede rotar sobre sí misma por medio de órdenes de voz. La mayor parte de la estructura, además, es prefabricada, agilizando el proceso de construcción, que tendrá un precio total, al menos sobre el papel, de 700 millones de dólares (450 millones de euros).
La rotación de cada planta tarda tres horas en completarse. El edificio tomará la energía de paneles solares fotovoltaicos y 79 turbinas eólicas, una entre cada una de las plantas. Con este sistema, además de servir de energía al edificio en todas sus necesidades, tendrá de sobra para algunos edificios de alrededor. Al menos, en teoría. Por si todo esto fuera poco, el sistema de construcción es completamente novedoso

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